lunes, 15 de enero de 2007

LA DESAPARICIÓN DE UN OJÉN, LA LLEGADA DE OTRO Y LA CABEZA CORTADA DEL SANTO

Amanece nublado. Toda la mañana permanece nublado.
17 grados de temperatura en el exterior. Todo el invierno huele a leña.

(PARÉNTESIS QUE SE ABRE... Escucho en la radio historias de apariciones y desapariciones documentadas. Interesante. Se habla de la isla de San Borondón, una ínsula canaria que muchos marineros aseguran que existe y sobre la cuál hay indicios científicos aparentes. Os recomiendo que echéis un vistazo a esta web y que conste que servidor nada tiene que ver con el David Olivera que firma... http://www.laisladescubierta.net ...PARÉNTESISQUE SE CIERRA)

Decía. Aún tengo que descubrir la intrahistoria de Ojén. Conocer la vida de antes, cuando era paso obligado hacia otros municipios como Coín o Monda, antes de construir la autovía. Nos contaba el hijo de Flore (El Fogón de Flore, restaurante de comida obligada donde preparan un cuscús, una fritura de la huerta y un queso frito que alienta a los paladares, por no hablar del solomillo al romero...) que parte de la esencia ojeneta se había perdido, una esencia de tránsito y acogida que se ha llevado la inmediatez de la nueva vía rápida. Algunos bares y tabernas han cerrado, otros han cambiado de lugar, otros se han reinventado, pero la plaza del pueblo acoge a propios y extraños con la afabilidad de los juegos de los niños. De la fuente caen chorros y chorros de agua fresca, ideal para remojarse la cara con la venida de los calores, los pequeños corretean. Allí, sentado en la plaza, me tomo una cerveza fría acompañada de una tapita de salchichón, humilde y contundente, y me percato de que justo frente a mí se encuentra la iglesia de la En-Carnación (como reza la placa exterior) residencia del único santo del santoral que mantiene su cabeza por debajo de sus hombros. Me pica la curiosidad. Aún no lo he visto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno poder hacer los comemtarios ya. Guárdame un sitio en la plaza para tomar cervecitas esta primavera.

Israel Olivera dijo...

Gracias Juan. Cambiaré el salchichón por otra cosa, que ya sé que no te gusta. Abrazos.