...ITALIA, RUSIA, FITO, FORASTEROS, CAFÉ CORTO, ANDRÉS MONTES...

El coche lleno de polvo. Rastros aún de campo, de patatas y acelgas, de huevos de yema amarillísima, de calabazas de corazón naranja... LLega la hora de limpiarlo a fondo. En la calle Carretera de Ojén hay un garaje de rótulo azul y blanco que indica... Limpieza integral de automóviles y barcos. Un perro juega con una pelota de tenis en la puerta. Un hombre con botas de goma y mono mahón recoge unas mangueras y unos recipientes repletos de líquidos de color. Saludo, buenos días. Me sorprenden dos cosas, el color azulísimo de sus ojos y el marcado acento italiano. Marcadísimo. Sonríe. Sí, limpieza integral, en dos horas, 20 euros. Perfecto. Sigo pensando en su acento italiano(eso me ha sugerido, al menos). ¿Cómo habrá llegado aquí? ¿Cuánto tiempo llevará en Ojén? ¿Por qué montaría este negocio? Me guardo las preguntas, quizá alguna de ellas para luego, cuando pase a recoger el coche.
Dirijo mis pasos hacia el centro del pueblo, a la librería-papelería-kiosko donde me guardan y reservan los periódicos del domingo (ya no ponen forastero escrito a lápiz en la primera página del diario, desde hace un par de semanas lo rotulan con un Israel en letras mayúsculas, este pequeño detalle hace que en verdad me sienta un poco menos extraño entre las calles de la Villa), compro el periódico del viernes (veo que Fito viene a tocar al Martín Carpena de Málaga el próximo martes, igual le propongo a Antonia que vayamos, aún tengo el CD de la buena suerte que él mismo me firmé con sus garabatos habituales, hace ya... cuatro años!!), compro pan (esta vez me atiende una mujer que no había visto antes, con una vocalización que me recuerda a la de Irina y Nicolai, me acuerdo de ellos, él, alto, espigado, con bigote pelirrojo, ella también alta con esos ojos achinados que tiene de kazaka, les recuerdo con el tipismo ruso del vodka, el caviar y los vasos rotos, que buena tarde noche, jajajaja...), asciendo por las calles empinadas hasta el restaurante Castillo de Solís, me siento en una de las mesas, pido un café. El camarero, joven de gomina y chándal, sonríe y canta uno de esos temas de flamenquito pop y entona bien... - Esperaaaaando que ellaaaaa regreseeeeee... Café corto, sólido, oscuro, contundente, rico. El camarero lee el Marca y de pronto, como poseído por una fuerza demoníaca, se pone a imitar a Andrés Montes (bajito, calvo, con gafas, Mundial de Fútbol, La Sexta).... - Fútbol con fatatas, tiqui taca, tiqui taca, sí salinas, sí, la vida puede ser maravillosa.... A lo que un hombre mayor, sentado tras de mí replica... - Fútbol con fatatas, sí, fútbol con fatatas fritas, valiente majareta... Yo me río, el camarero también. (Recuerdo a Gotzon y esa mesa redonda en la universidad del País Vasco que iba a tratar sobre los nuevas formas de locución y en la que acabamos disertando junto con Amaia Urkia y Julio Flor acerca del papel del periodista, de los medios, de nuestras motivaciones para ejercer la profesión con intensidad.... Sería empezar y no acabar. Fue una buena tarde aquella. Gracias, Gotzon).
Pago el cafecito, vaso de cristal arcopal pequeño, dirijo el caminar hacia el Paseo del Castillo. Llego a casa. POngo el último CD de Fito, corte número 2. Tecleo... El coche lleno de polvo...