PASAR EL DÍA: EL RASTRILLO, LAS CANCIONES, LA COMIDA...

Sobre las 12 y media del mediodía hemos conducido nuestros pasos hacia la plaza. Allí ya nos esperaban, otros más vendrían juntos, solos, en parejas... Poco a poco, sin prisa, habíamos de unir más mesas y más sillas. Nos tomamos unas cervezas, un par de tapas...

El Rastrillo de Ojén. Pequeño, apenas media docena de puestos con alfombras, marroquinería, collares y pulseras, ropa de segunda mano, cajitas de ultramar, quemadores de incienso, jabones artesanos... No había talla de una americana marrón con cuadros que me gustaba... A cambio, Claudio, con su acento argentino de camelador, nos ha ofrecido in situ dos o tres juegos de magia... Cartas que aparecen y desaparecen, palitos de helados con dibujos que aparecen y desaparecen, palillos que aparecen y desaparecen... Nos invita a participar, reimos y nos asombramos a partes iguales... ¿Cómo lo hacen? ¿Dónde está el truco? ¿Por qué no lo vemos?... Hay un par de malabaristas lanzando aros al aire, jugando con pelotas de colores, un puesto de adolescentes en el que venden sus propias creaciones... El sol aprieta, los más blancos de piel Leire, Antonia, Eva, Ara... nos tornamos rojos, rosáceos, naranjas... Nos vamos a comer todos juntos... Pescados, carnes, esaladas, cafés... Subimos la cuesta, despedimos a unos, abrimos las puertas a otros... Continuamos en Barcarola Ojén... Cafés, croasanes, matalauva con canela (a sugerencia de Juanma le añadimos una buena porción de Marie Brizard... Recomendación sabia la suya...)... Ahora jugamos a canciones y músicas, nos reimos, competimos, cantamos... Chucho me enseña cómo jugar al backgamon... Y seguimos, saludamos a nuevos vecinos... Hasta mañana!!