miércoles, 28 de marzo de 2007

LO QUE DICEN DE OJÉN: OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

Estas son las palabras que algunos de los organismos oficiales y asociaciones empresariales dicen de la Villa. Refieren todas ellas el pasado árabe y el aroma andaluz que Ojén destila. No he tocado ni una coma de lo que aquí se dice, para comprobar que hay otras voces, otros puntos de vista, otros intereses y gentes que ponen su lupa particular sobre la Villa. Espero que disfrutéis con estas otras voces que aportan más datos, más curiosidades, más información... Demos un paseo por la Villa plagiando el título de un gran libro de Truman Capote: Otras Voces, otros ámbitos

SINATUR: Sierra de las Nieves Asociación de Turismo Rural
Su núcleo urbano situado sobre un relieve abrupto y escarpado ha conservado su fisonomía y tipismo de pueblo andaluz, constituyendo una espléndida muestra de arquitectura popular regional. Las estrechas y recónditas calles denotan su origen musulman, salpicadas de casas que nacen de las rocas, acogen al visitante con fachadas encaladas y engalanadas de buganvillas y jazmines, arriates cuajados de flores, ventanas de hierro forjado, teja árabe… aquí todo exhala sabor andaluz.

SIERRA DE LAS NIEVES: Web Oficial
Entre las Sierras Blanca y Alpujata, en un lugar tranquilo, apacible y de gran riqueza hídrica se localiza Ojén, pintoresca localidad en la que la distribución de sus calles, la arquitectura popular y la abundancia de flores imprimen un marcado sabor andaluz. Ojén oye la montaña y mira al mar. Es un espacio de transición entre la costa cosmopolita y el interior agreste. Goza de las bondades de ambos mundos y en apenas diez minutos de paseo desde el litoral, el viajero puede percibir la hermosura de un enclave que destila historia y simpatía.Las muchas cuevas de su término municipal dieron abrigo a familias neolíticas pero es en el siglo X cuando las crónicas islámicas hacen referencia a esta villa, en la que un castillo, hoy destruido, pasó de unas manos a otras, entre revueltas, rebeliones y conquistas. Durante un tiempo, quedó incluso desolado hasta que fue repoblado por cristianos viejos del Valle del Guadalquivir.

MANCOMUNIDAD DE MUNCIPIOS DE LA COSTA DEL SOL: Web Oficial
Emplazada entre las sierras Blanca y Alpujata se encuentra la localidad de Ojén, un pueblo serrano que da la imagen de una típica localidad de origen árabe a causa de sus casas cúbicas con azoteas. Sin embargo, estos elementos arquitectónicos no responden a las tradicionales viviendas de la zona, con tejados a una y dos vertientes y altas chimeneas, sino que responden a una reciente innovación. A diferencia de otros pueblos de la zona, las casas carecen de zócalos oscuros y se encuentran totalmente blanqueadas. Los profundos desniveles existentes entre las calles dan lugar a rincones muy pintorescos, en lo que constituye, sin duda, uno de los más bellos paisajes urbanos de la provincia de Málaga. Aunque apenas si existen datos de la historia de este pueblo, se sabe que el asentamiento actual es de origen árabe y que tuvo que existir desde época muy temprana, ya que al parecer Abderramán III luchó ante las murallas de su castillo contra el muladí Omar Ben Hafsun, que encabezó el levantamiento frente al califato en el S. X. En aquella época, Ojén se llamaba Hoxán, que en árabe significaba «lugar áspero». Y tras la derrota del muladí, el califa decidió levantar una mezquita. El castillo fue incendiado con el resto de la población durante el levantamiento morisco de 1569 y aunque se reconstruyó después, hoy sólo se conservan algunos vestigios en lo alto del pueblo, sobre un escarpe

PATRONATO DE TURISMO COSTA DEL SOL: Web Oficial
A pesar de ser un pueblo de interior puesto que el municipio no tiene salida al mar, Ojén se integra en la comarca de la Costa del Sol Occidental no ya por su proximidad geográfica con Marbella y Mijas, con las que limita, sino por gozar casi del mismo clima y de los servicios de la zona más cosmopolita de Málaga, sólo que a una cierta distancia (10 kilómetros), lo que contribuye a que del bullicio costasoleño solamente le lleguen los ecos. El término municipal de Ojén se sitúa entre Sierra Blanca y Sierra Alpujata, al norte, y se extiende hacia el sur por los valles de los ríos Real y Ojén, entre fuertes pendientes y torrenteras, accidentes geográficos que configuran una orografía muy contrastada y a veces espectacular. Y en medio de tan quebrado entorno, la singularidad del caserío del pueblo, rodeado de un sinfín de huertas que de manera escalonada llegan hasta el fondo del valle. A tenor de los restos hallados en la cueva de Pecho Redondo, los primeros asentamientos humanos en esta zona datan del Neolítico, y parece ser que durante el Bajo Imperio Romano hubo una población estable dedicada a la explotación de la agricultura y la ganadería. A partir de este dato –que no deja de ser una lógica suposición-, la historia de este lugar enmudece hasta la llegada de los árabes, época en la que por primera vez la localidad es citada en la ‘Crónica de las hazañas de los emires cordobeses’, cuando Abderramán III decide acabar con la rebelión del famoso muladí Omar Ben Hafsun, con quien se enfrentó ante las murallas del castillo de Ojén. En el año 921, derrotado el caudillo muladí, Abderramán conquista Ojén y convierte su iglesia en mezquita, anticipándose así a la costumbre cristiana de construir iglesias sobre las antiguas mezquitas. Durante la dominación árabe el nombre de la localidad era Hoxán, que suele traducirse como ‘lugar áspero’. En 1485 la población musulmana claudica ante el avance de los Reyes Católicos, quienes por entonces prohibieron la presencia musulmana a menos de una legua de la costa –intentaban evitar así la colaboración de los árabes con los piratas turcos y berberiscos-, por lo que muchos habitantes de Marbella se trasladaron a Ojén. La convivencia entre musulmanes y cristianos se hace cada vez más conflictiva y no tarda en estallar la rebelión morisca en Istán en 1568, a la que un año después se unen los moriscos de Ojén, los cuales huyen a las sierras no sin antes incendiar la iglesia, casas, cultivos y matar a sus vecinos cristianos. Felipe II encarga al duque de Medina Sidonia acabar con la rebelión en la Serranía de Ronda, y en 1570 Ojén es repoblado por cristianos viejos. En 1807 Carlos IV concede a Ojén la independencia de la jurisdicción de Marbella.

COSTA DEL SOL: Web no oficial
Las tierras del término municipal se extienden desde Sierra Blanca a Sierra Alpujata y bajan por los valles de los ríos Real y Ojén hasta los municipios de Marbella y Mijas, De este modo, aunque no tenga salida al mar, se sitúa de lleno en la comarca de la Costa del Sol occidental,. Sierra Blancas se asoma a Ojén desde el Cerro Nicolás (1.100 m.) hasta el pico de Tajo Negro (1.060 m.) en torrenteras y fuertes pendientes. La nueva carretera del arco Vélez-Marbella, al atravesar la zona, permite contemplar esta panorámica en toda su espectacularidad. Detrás de estas laderas se esconde el valle del Juanar, que desde los Llanos de Pulas sube hasta el refugio del mismo nombre a través de parajes de gran belleza, para descubrir más adelante la costa por el mirador del llamado "puerto de Marbella". Hacia el este del municipio, las lomas de Sierra Alpujata y las que suben hasta el límite con Marbella forman el valle del río Ojén, cubierto en gran medida por pinares y zonas de densos matorrales.
Mirando a la costa por el valle de río Real se encuentra el pueblo, que es sin duda uno de los más bellos paisajes urbanos de la provincia de Málaga. Rodeado de huertas abancaladas, que bajan hasta el valle en escalones de cuevas y cavernas de las estribaciones de la Sierra, Ojén es una estampa sorprendente cuando se llega a él por la vieja carretera que sube desde Marbella.
Aunque apenas si existen datos de la historia de este pueblo, se sabe que el asentamiento actual es de origen árabe y que tuvo que existir desde época muy temprana, ya que al parecer, Abderramán III luchó ante las murallas de su castillo contra el muladí Omar Ben Hafsun que encabezó el levantamiento frente al califato en el siglo X. En aquella época Ojén se llamaba Hoxán que en árabe significaba -lugar áspero-. Y tras la derrota del muladí, el califa decidió levantar una mezquita.
El castillo fue incendiado con el resto de la población durante el levantamiento morisco de 1569 y aunque se reconstruyó después, hoy sólo se conservan algunos vestigios en lo alto del pueblo, sobre un escarpe.

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