Ojén navegaba ayer como un barco fantasma sobre el lomo de la Sierra de Las Nieves. Un barco de luz ténue y oscura cabeceando contra el fortísimo viento. Sin luz, anclado sólamente a las referencias geográficas de la montaña. Candiles en las ventanas, hachones y velas en las palmatorias. Desde las ocho y media de la tarde hasta bien entrada la madrugada la Villa vivió en la penumbra, en la tiniebla, en la prehistoria de la electricidad... La luz se fue... Hizo amago de regresar en un par de ocasiones pero igual desapareció. Antonia me esperaba con todas las velas que le gustan encendidas, velas de fuego que fueron las velas de viento que permitieron a este Holandés Errante navegar en la noche sin luna... Cena fría y chorizos al infierno. Un artilugio regalo de Pepa, la figura de un cerdo cortado longitudinalmente, vacío por dentro y con una parrila de cerámica sobre le lomo. Se llena el vacío con alcohol, se prende y se colocan las viandas sobre la parrilla. Delicioso. Charla y radio a pilas...
3 comentarios:
¡ me encanta ! ¡ me encanta cómo cuentas todo ! y cuánto estoy aprendiendo.
Felicidad.
cada dìa que te leo me das una oportunidad para seguir haciendolo tienes algo cuando escribes que consuela el alma.Por favor sigue llenàndome los dias de iluisiòn por conocer todos los lugare de los que hablas
Lo que son las casualidades de la vida... porque donde hay un holandés errante hay un belga perdido... y es que ayer una parte de Trapagarán quedo también en la penumbra a eso de las 8 de la tarde (en concreto mi barrio) y ha estado así hasta hoy a las 10 de la mañana. También tuve cena fría y charla, y velas distribuiodas por lugares estratégicos
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