Hemos frito un filete de panceta, turrado, con un poco de sal. Hemos cargado la mochila con un bollo de pan de pipa, una botella de agua, los prismáticos, la cámara de fotos nueva, un cuaderno y un lapicero, una gorra, los antihistamínicos y broncodilatadores y... creo que nada más. Sobre las diez y media de la mañana hemos dirigido nuestros pasos hasta Juanar. Juanar, un primigenio refugio de caza para señoritos y reyes, un hotelito de aire rural ahora, es puerta de los caminos de montaña cercanos a La Concha, a Monda, a Istán, al propio Ojén campo a través y por el Cerezal. Pero hoy sólo teníamos intención de dar un paseo hasta el mirador, saludar a la cabra montesa símbolo de la Villa, observar la torre de El Cable allá abajo, en la vecina Marbella, contemplar a los fatigados excursionistas, envidiar a los olivos y volver. Despacio, tranquilos, charlando ponemos paseamos hacia arriba, nos paramos, llamamos la atención del uno y del otro para ver esto o aquello o lo de más allá, las flores los restos que los jabalíes dejan al hozar (tierra revuelta y desigual y rastros de pezuñas). Nos cruzamos con los madrugadores que vuelven: - Hola, - Hola... Hace buen día, sol, brisa suave que impide el calor excesivo... Apenas un kilometro y medio. Llegamos al mirador y vemos a un grupo nutrido de personas subiendo hacia la Cruz de Juanar, suben muy despacio y se paran, muy despacio y se paran... Sacamos fotos, Antonia sonríe, miramos los olivos, los acebuches, los desvíos señalizados... Así hasta el mirador. Ántonia dice: - Antes se veía más cantidad de verde. Suspiramos y cogemos el camino de la izquierda para degustar la pancetita frita y beber un buen trago de agua. Veinte minutos al sol como lagartos, alimentamos a las hormigas... Respiramos... Y vuelta. Saludamos a unos y otros, se ven todos los modelos posibles... Los expertosmontañeros, los madrileños despistados desprendiendo intenso perfume, la familia pequeña acompañada de niños, de abuelos, un remedo de Marisol Yagüe vestida con botas camperas y con las llaves de su 4x4 en la mano... En fin, fauna para todos los gustos. En la bajada echamos una mano a una pareja en apuros con su coche, empujamos codo a codo con la Guardia Civil, el automóvil sale entre pestes de humo y goma comida... - Gracias, - Gracias, sonrisas - Adios, - Adios, - Adios, Adios, - Adios...
2 comentarios:
No me imaginaba yo que había semejante ambientazo los domingos por la mañana hacia la cruz Juanar.¡más que al Pagasarri o que al Ganeran,jolín!
A la próxima a la Cruz os vais a no ser que querais esperar a una montañera de la Margen Izquierda.
Hay que ir practicando que a ciencia cierta sé que esta montañera hace que se nos caiga el alma al suelo.
bezos
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