martes, 25 de septiembre de 2007

EL CUBO AZUL

Recupera Ojén su pulso habitual. Así, transforma su cara muchas mañanas. De apacible pueblo de calles y casas encaladas a tráfago impenitente de camiones. Obras y obras, El Chifle y la parte alta del Castillo ven discurrir camiones volquete, cubas, hormigoneras, bombas de cemento, furgonetas de todo tipo y color. Resignación ante la que se transforma en la música matinal cotidiana. Veo, de nuevo, al hombre. Jersey verde con abotonadura marrón, pantalón gris, camisa beige, sombrero de ala corta. Lleva, como siempre, su cubo azul recogido en el codo. Sube calle Rosal arriba y se pierde. Sortea por el camino un enorme camión bomba que surte de cemento a la construcción de una vivienda. Saluda con un gesto de cabeza a algunos de los trabajadores y sigue su caminar. El viernes, día del granizo. Le vi recorrer su camino más o menos a esta hora, un poco antes quizá. Vi su regreso. El cubo azul rebosaba de bolas blancas, inmaculadas, redondas, duras. El hombre sonreía ante su recolecta. No le veo sonreir habitualmente. Esta mañana, digo, ascendía la calle. Desconozco qué traerá en su cubo azul.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Normalidad.Yo aprendo aquí lo que es la normalidad barakaldesa de un mes de septiembre.Una normalidad que antes deconocía y que voy asimilando fuera de mi entorno habitual.MI "cubo azul" está lleno de cariño y de besos barakaldeses-ojenetas.Agur.

Israel Olivera dijo...

Hola Juana!!
Todo recupera su normalidad,así es, poco a poco. En otro época de mi vida, como la tuya ahora, este mes sería una locura de inicios, de errores a subsanar, de esperanzas puestas en proyectos, de cabreos, de ver luces al final del túnel. Septiembre, inicio de nuevas temporadas, de nuevas parrillas, de nuevos programas, de riesgos controlados... Este año, pro primera vez es todo distinto. Aunque también haya nuevos comienzos.

Besos!!