Estallaron. Sólo en diez minutos estallaron. Parecía que un ejército de monos locos daba martillazos en los cristales sin descanso, con furia incontenible, con cierto anhelo de venganza para que no olvidáramos el temor atávico del ser humano ante los poderes de la naturaleza. Qué insignificantes. Eran las ocho y venite de la mañana, y era noche cerrada. Durante todas las horas previas el cielo había ido derrumbándose sobre Ojén. Sistemático, implacable. Primero una tormenta seca con truenos prolongados sierra arriba, con el cielo cuajado de rayos imposibles que alimentaban el hambre de los pararrayos.
Después la lluvia intensa una y otra vez y paro, una y otra vez y paro, una y otra vez y paro, con esas gotas demenciales golpeando las ventanas. Después la hecatombe. Sin previo aviso, sin un aumento progresivo de la inestabilidad meteorológica ya manifiesta. Granizos grandes como puños. Llegaron y, así, estallaron los cristales. Estallaron con un estrépito apocalíptico, con un ruido ensordecedor que ocupaba cada rincón de la casa, que se clavaba dentro, profundo. Las habitaciones, la sala, todo retumbaba y crujía y se retorcía hasta que uno empezó y los demás le siguieron. Craaaaack, crack, craaaaaaaack, PLANC. PLANC.
Sin condiciones, a golpes secos. PLANC. Antonia y yo nos refugiábamos en la esquina de la cocina, mientras todo estallaba. Observábamos el apocalipsis blanco de granizo a través de la única ventana frontal e intacta, en la distancia, como si no fuera con nosotros. El resto de ventanales, los veluxes, los que nos abren el cielo cada mañana había estallado. Sus cortinas interiores engordaban con el peso del agua y de los cristales (dobles) destrozados. Eso lo vimos después, cuando el ejército de monos locos huyó camino de la sierra y el ruido ensordecedor dejó paso a una calma inestable de lluvia fina, para desaparecer después.
Todos los cristales de la casa rotos, los cuatro veluxes del techo destrozados, las cortinas duras aguantas inflamadas. Levantamso el teléfono y comenzamos a llamara todo el mundo. Fue un día largo ayer. Empezó con un estallido, PLANC, a las ocho y veinte de la mañana y terminó con una ducha caliente catroce horas despues. Hoy luce el sol.
NOTA: El ayuntamiento de Ojén ha solicitado a las vecin@s de la Villa que realicemos un parte de daños acompañado de fotografías para poder reclamar a instituciones supramunicipales. Conocemos de muchas ventanas rotas, bajos y garajes inundados, coches abolllados y con las lunas destrozadas, tejados agujereados. No se habla de otra cosa.
NOTA: Gracias Carlos y Juanma por vuestra compañía y ayuda; amigos. Gracias Benito por las fotografías y las informaciones a primera hora. Gracias familia y amig@s por vuestro interés. Hoy celebramos tu cumpleaños Eva, con o sin fiesta toga.
8 comentarios:
Mientras haya Salud y pague el Seguro...
Besos.
Dani.Pantxi.Sara
Sencillamente impactante .He
leído el blog de Ojén y..¡Dios mío, que pedazo de bolas!Bueno,parece que todo el mundo está bien..así que..besos para todos los ojenetos y ojenetas,marbelleros y marbelleras.Gero arte.
TREMENDO..NOSOTROS VIMOS UN REPORTAJE EN LA TELE en que salian los coches de Marbella con los cristales rotos, sobre todo el de atras, también casas inundadas...y por supuesto el granizo como bolas de golf,la gente lo contaba sonriendo y asombrada...espero que se vaya solucionando.
Me he quedado sin palabras, aunque lo primero que he dicho al observas las fotos es IMPRESIONANTE!!!!!! (me lo habian contado pero no me lo imaginaba tal cual). Besitos y cuidaros!!!
Gracias a tod@s!!!
La verdad es que fueron diez minutos aterradores. Las personas que conocéis la casa os podéis hacer una idea mejor de lo que supone que estallaran las cuatro ventanas (creo que vamos a recoger cristalitos del suelo hasta el fin de nuestros días), todo comenzó con un repiqueteo fuerte que acabó con un PLANC agudo... en fin!! que ya va todo camino de resolverse!!
saludos y abrazos!!
Espero que se os pase el susto rápido y que recupereis ese pequeño planetario que teneis en casa, antiguo hogar de pajarillos amigos.
Un beso grande.
Lo importante es que no haya habido daños personales, los bienes materiales (cristales, chapas, tejas, etc.) se arreglan y, al final todo quedará en un susto y, en el recuerdo para contar a nuestros amigos y descendientes.Después de la tormenta viene la calma, siempre ha sido así, mientras se pueda contar, claro. Un saludo.Bg.
UF! se nos ponen los pelos de punta al ver las fotos , menos mal que estais bien. Creemos que te has quedado corto con lo de los monos locos.....
Besos desde Barakaldo.
Iñaki y Miren
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