Además de las mujeres enlutadas, los canes olvidados, los aromas de puchero y los perfumes de otoño, además de sus camposantos afanados, sus callejas desordenadas, su historia de moros y cristianos, sus paredes encaladas y sus cuestas endemoniadas Ojén posee una vida más allá. En el aparcamiento. En el Callejón. Pasen y vean a ritmo beat los prodigios de los nuevos centauros del siglo XXI...
Vive aquí la cultura urbanita del skate, junto a los naranjos y los molinos, globalización a golpe de cosmopolitismo exportado. Esa pista de skate es permanente en Ojén, se sitúa en el aparcamiento del Callejón, y no es raro ver a los mozos corajudos rodarla.
1 comentario:
Ya la recuerdo.¡Quién tuviera dieciséis años! juro que me necantaría, y el parapente ..y las motos de agua...No recomendadas a los cincuentones.Sólo me faltaba que me dieran MÁS puntitos.
Película que acabo de ver y que recomiendo:La torre de Suso.Gero arte.
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