ESCENAS Y SOL

En la avidez de la templanza salen l@s ojenetas a la mediodía. Como los lagartos al sol.
Dos chicas, jóvenes, escondidas tras sendas gafas oscuras se sientan en las escaleras que suben a las cuevas. Charlan. Una de ellas fuma. Visten atuendos de colores y el sol reaviva su piel tras dos días de lluvia permanente. Un hombre mayor, jersey verde abotonado sobre el pecho, se quita la gorra antes calada hasta las cejas y se pasa la mano por la frente. Mira hacia arriba y pone su rostro a calentar. Cierra los ojos. La mujer enlutada que camina en la mediodía frente al Solís hoy se ha desprendido del jersey. Luce unos brazos blanquísimos en contraste con el negro riguroso de su camisola. Un hombre joven pasea con su perro algo más allá de la gasolinera. Camiseta, sudadera polar anudada a la cintura, botas de montaña y pantalon beige de bolsillos. Camina despacioso y tranquilo. Los albañiles de la Calle Rosal tienen la radio a todo volumen, cantan Shakira y The Fray, uno de ellos tararea. Hoy no se abrigan con impermeables enormes ni sufren los rigores del invierno en sus manos, en su cara. Trabajan, sonrientes, si cabe. Una mujer, rubia, ojos azules, pecas en la cara, pasea con sus perros Chifle abajo. Dos, uno canela y otro gris. Vestimenta deportiva, chándal de color apagado, la parte de arriba también anudada en la cintura. Camiseta. Me he cruzado con ella en más de una ocasión, subiendo o bajando de El Cerezal.
Tras la lluvia y la aparición de Ojén en los telediarios (...más de 30 litros por metros cuadrado en el municipio malagueño de Ojén, etc, etc...) hoy se agradece la visita del sol. Templa, anima, reconforta, ilumina...