
Los barrancos y los roqueríos, los bancales imposibles, los naranjos repletos, los olivos en las escarpadas laderas, una mota blanca en el fondo de aquel cauce, el ronroneo bronco del agua, las pistas de tierra polvorienta y desgastada, un hombre solo, cadenas sobre la tierra, cotos y privados. Así crujen los pinos mecidos por el viento y se escucha el estampido seco de una piña que cae. El eco de una jauría de perros allá arriba, próximo a la cota más alta de los picachos. Benja y El Autor recorremos las pistas de tierra, nos refrescamos en las aguas límpidas de arroyo Molinos, observamos las montañas imponentes recortando el cielo, como surgidas del más profundo y antiguo de los tiempos. Caminamos a buen ritmo, recorremos un tramo de Sierra de las Nieves, el que nos traslada desde Istán hasta Ojén. Vemos las indicaciones y observamos también sus grandes ausencias. Este recorrido son las entrañas de la Costa del Sol, el capricho natural que permite los microclimas de sol y playa. Es una naturaleza poderosa y rotunda, sin concesiones. Verde y gris la flora, roja la tierra, cristalina el agua que la sustenta.
4 comentarios:
¡jo! que ganas tengo de hacer ese recorrido de Ojén a Istán por ese caminito.
bezos
Reservamos la degustación del famoso plato panocho (9 Euros en uno de los restaurantes y 9,25 Euros en otro) para otra ocasión y mayor compañía... Lo haremos.
ja payo llevame contigo a pasear!!! Que solo conozco la cruz de Juanar y todo eso es muy bonito. un abrazo compadre
Querido EHAQCS:
Hecho!! L aúltima vez que estuviste elegimos la Cruz y después de esa asmática subida nos decidimos por la pika en el refugio, tu sabes. La próxima vez que vengas... nos iremos a Istán!!
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