domingo, 2 de marzo de 2008

PARECE UN MAR Y NO LO ES

Escuchábamos el crujido de la hierba bajo nuestros zapatos. Un crujido tenso y seco que presentía cada próximo paso. Oíamos como aquí y allá mostraban los pájaros su cancionero imposible de preguntas y respuestas. Lo demás era silencio y algún zumbido lejano. Se extendían los campos verdes ante nuestra vista y se confundían con la borrosa silueta africana en el horizonte. Colinas y descensos, parajes ocultos, acebuches escondidos., subidas y bajadas, metros de campos alfombrados... La hierba rasurada el milímetro, el olor profundo de la recién cortada. El canto de una fuente, de una cascada artificial. Se observan a los lejos dos siluetas que caminan, se paran y golpean. Caminan, se paran, charlan golpean y charlan de nuevo. Benja y El Autor observamos atónitos y maravillados el paisaje escondido, recóndito, oculto. Antonia sonríe por lo ya conocido ante nuestra sorpresa. Aprendemos palabras nuevas que probablemente nunca formarán parte de nuestro glosario habitual... Observamos las ondas que forma la hierba a nuestra vista, ondulantes reflejos verdes. Parece un mar. Y no lo es.

1 comentario:

Anónimo dijo...

YO SÉ LO QUE EEESSS PERO NO ME CHIVO,aunque creo que los avezadísimos lectores de tu blog lo pueden adivinar.Gero arte.