sábado, 24 de mayo de 2008

MAÑANA DE CONTRASTES

Sábado de mercado en la plaza. Bullanguerío y tumulto. Andan los ojenetos afanándose en sus compras, tan pronto dos calabacines, como camisetas de todo a 5 euros, como vestidos floreados de comuni´çon y pasarela. Son las golosinas, aquí y siempre, paraíso de la infancia, - Mamá, mamá, quiero un regalí, quiero un regalí... Coquetean las verduleras con el regateo, sopesa un mayor una lechuga en su mano, comentan y dicen y cantan: -El único fruto del amor, es la banana, es la banana - Venga Manoli, cántemela, - A mí la que me gusta es la de esta noche, la del Chiki chiki que la bailan en el Japón, por lo menos, me río...
Mientras, tocan las campanas a rebato. Aviso de malos presagios, de penas indecorosas, de lamentos inaprensibles, augurios fatales. He visto gentío en el tanatorio... Irrumpe brutal el silencio entre lso tumultos de la plaza. Los mayores se ponen en pie y veo el avance de la comitiva. Un grupo de mujeres de negro sigue la estela de seis hombres portando a los hombros un ataud. Tras ellas, el pueblo silencioso de vecinos, familiares y amigos. Respeto. Nadie habla en los puestos del mercado, todo se ha parado. El cura recibe a la comitiva ante la puerta d ela iglesia, en el interior, un grupo de mujeres prorrumpe en cánticos. Entra, portado, el fallecido y después el luto y velo en la mirada. En el exterior de la plaza todo renueva su anterior aspecto, poco a poco, con timidez y recato.
Veo que dos foráneos, pelo corto rubio ella, perilla y aretes de oro él, han abandonado sus cuarteles de invierno en el norte y han regresado como cada año a este reino de soles pálidos. Compran verduras, saludan pródigamente en correcto castellano, sonríen, charlan, conversan... -Hace tres días, tres días-, comenta ella.
Y entre el tumulto del mercado en la plaza y el recogimiento de la misa de difuntos, se cuela un grupo de turistas, una riada de rubios altos sesentones... El guía, al llegar al puerta de la iglesia observa cuál es la situación y explica, en voz baja, ellos asienten... Y dejan las fotografías para más tarde...
Todo esto en la mañana de sábado, y los pájaros trazan sus vuelos en el límpido cielo azul...
- Excuse me, sir, where are you from?
- We are from... Sweden...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cómo lo cuentas,Israel!Un abrazo.No sé cómo puedes plasmar ese contraste entre el colorido de un mercado y el luto de un entierro con guiris por medio.Agur.

Anónimo dijo...

EGUNOOOOOON!