SÓLO VE BLANCO

Parece que el parte meteorológico se empeña en empañar este comienzo de año sureño y excesivo. la niebla se ha enquistado sobre las estribaciones de la Sierra de Las Nieves y todo lo invade con su manto miope y algodonoso. Un paño blanco sobre la cima de las montañas que desciende opaco y tenebroso hasta el final de las calles. Había un cuento de terror que decía: "Se oye ladrar a un perro más allá de la última farola". Posee la niebla esa cualidad de acomodar en su seno lo ignoto, lo fantasmal, lo inexplorado. Y así como en ocasiones nos revela en un jirón escapado una veta de azul o de verde o el alar de una casa, esta mañana era compacta, densa y todo lo engullía en su blancor espectral. No da tregua este comienzo de año, como si quisiera desvelar sus designios en un streptease lento y un tanto sórdido. El primer día fueron las lluvias fina, hoy las nieblas densas. Miro por la ventana y veo avanzar una lengua blanca desde el final de la calle Rosal, mi vecina, cuatro años, se abraza a la pierna de su padre. Mira hacia arriba y solo ve blanco.