HACE FRÍO

Hace frío. Me dicen que nieva en el norte. Ayer los jirones densos de nubes volaban con suavidad hacia o desde el Estrecho, se mantenían suspendidas, grises, azules, blancas, sobre la inquieta superficie del mar. En el horizonte se intuía el perfil de la costa africana, como una promesa de viajes infinitos. Hoy hace frío. El cielo de un acerado azul se mantiene quieto y pétreo, se asemeja a una fina capa de hielo a punto de resquebrajarse, de romperse en pedazos mil para dejar caer la incontenible lluvia que acecha tras su bóveda. Todo parece inmóvil. Los pájaros se agazapan ateridos de frío entre las ramas de los árboles, los mayores permanecen, estatuarios, en busca de un sol que no calienta, los niños no juegan en los parques. En una esquina vuela un remolino de confeti olvidado en la cabalgata de reyes, asciende en espiral y cae de nuevo, alimentado por una inapreciable ráfaga de viento. Oteo el horizonte. Las nubes de ayer no parecen haberse movido. Todo quieto. Hace frío. Estamos en 2010.