Las fiestas navideñas han irrumpido en la vida cotidiana como un huracán de emociones encontradas. Me han levantado, arrastrado, llevado, viajado... Ya ahora regresa a esta languidez sutil y despaciosa de Ojén, que tanto huele a brasa.
Espejean los haces del Mediterráneo allá abajo, y se ventean las cimas de las nubes en la sierra... Jirones de niebla pueblan los picos más altos y el viento recio de levante los hace correr, descender, cabalgar sus laderas.
Es invierno en Ojén, invierno mediterráneo, de soles que calientan y pájaros que trinan, invierno de fríos tenues. Invierno en Ojén.
2 comentarios:
...y cuando te leo me transportas y veo cómo por entre esa niebla que se disipa hacia el mar, como resbalada desde la Sierra Blanca; el viento que arrastra tus palabras refresca mi memoria y me ayudas a vivir la ausencia.
¡Gracias, Israel!
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