jueves, 18 de enero de 2007

TORRE DESIERTA, MURALLA AGREDIDA

18'9ºC, el cielo está azul. El sol cae hacia poniente. En la plaza, a la sombra, refresca.
El pasado de Abderramán III ha quedado patrimonializado por las huertas y terruños. Después de una ardua tarea de búsqueda he encontrado las supuestas ruinas del Castillo de Ojén. Una suerte de torre comida por las ramas y a la que han colocado, cual unicornio, un poste hormigonado para la luz y un cable negro, oscuro, que casi parece serpiente enrollada a su cuello. Con el esfuerzo de la imaginación he situado a los pies de esa húmeda torre a las tropas de Abderramán III. Silentes, orgullosas y altivas, dispuestas para una batalla que hoy, Siglo XXI, año 2007 DC, han vencido las huestes del abandono y del olvido.



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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola de nuevo.
Estas ruinas, reflejo de la desidia real de los vecinos de Ojén por conservar los vestigios de nuestro pasado, en el delirio de su abandono moderno sueñan con Abaderrahman III. Pero, triste y cruda realidad, ni el soñar con tan ilustre prócer hacen que los "vires illustres" modernos se apiaden de este monumento y lo rehabiliten y protejan. Seducidos por el sueño de la mitología andalusí, ahora andalucista desde que se ha conocido que el "pater patriae" de Vandalucía se convirtió al Islam en 1926 en las cercanías de Marraquesh; espíritu con el que inventó la muslime bandera andaluza (a los extremeños se la duplicaron de la palestina y de la iraquí). La mayoría de mis paisanos actuales en su sueño andalusí, ignoran que se dedicó a presionar, deportar y obligar a convertirse a islam o expulsar, a la población bético-romana autóctona de de la montaña malagueña en el siglo X.
Historia y mito, presente y pasado, seducción / desidia...

Aprovecho ahora para barrer para casa. Si alguien quiere conocer más sobre el castillo de Ojén, puede leer el siguiente artículo:

ALFONSO SÁNCHEZ MAIRENA: "Aparato defensivo y repoblación del reino de Granada. El castillo de Ojén en el siglo XVI", Castillos de España, nº 121-122, Madrid, 2001, pp. 2-20.

Saludos desde la distancia.

Alfonso (Madrid)

Israel Olivera dijo...

Es una pena auténtica la situación de abandono en la que se encuentra este fragmento de historia. Historia que podría ser viva y que ahora permanece muerta por causa de aquellas palabras que mencionas y que tanto daño hacen... La desidia.. mal de nuestros días que es, en su mayoría, ceguera absoluta.
Saludos de este neojeneto.