sábado, 17 de febrero de 2007

AL CALOR DE DIOS EN UN BAR

La iglesia de Ojén se encuentra en obras. L@s feligres@s y beat@s se arreglan acudiendo a otras localidades, desplazándose para escuchar las homilías y los sermones desde otros púlpitos. Un incipiente vecino de la Villa tiene a mal vivir y el hombre fallece, siendo necesario (por la fe cristiana del fallecido) hacerle un entierro como dios manda. Alguien tuvo una inspiración. Divina quizá.
Era un caserón grande, serio, de techo alto, situado en el centro de la villa, al fondo de la plaza de Andalucía y, por tanto, muy próximo a la iglesia de la Encarnación. Tenía un decoración adusta, paredes negras con una franja amarilla, armarios de madera oscura... Permenecía desocupado desde hacía relativamente poco porque a su dueño le había tocado la lotería (desconozco si la quiniela o la lotería propiamente dicha). El hombre había hecho sus números durante un par de noches de desvelo, cuaderno y calculadora, había decidido cerrar el negocio y abandonarse al buen vivir. ¿Qué negocio regentaba aquel vecino? Un bar.
Ante la inminencia de aquel fallecimiento, la necesidad de oficiar un funeral, la disposición y ofrecimiento del dueño del bar, la adecuación del local y la intervención dívina, el párroco se vio en la obligación de sacralizar la taberna. Se apartaron las bebidas situadas en los estantes del mostrador, se colocaron las sillas en orden y disposición, se retiraron las mesitas, se despojó al lugar de todo elemento pecaminoso, se bendijo por activa y por pasiva, me imagino que agitando un hisopo de incienso al aire y rezando las oraciones adecuadas, se abrieron sus puertas y se ofició el funeral... El ataúd se colocó allí, en mitad del bar, junto a la barra, una barra alta y de losetas oscuras. L@s familiares, amig@s, vecin@s y múltiples curios@os se arremolinaron alrededor.
Ignoro a quién se le ocurrió la idea, como también la conversación que hubo de tener el párroco con la familia del difunto para convencerles de que aquello era apropiado y que aquel bar ya no era bar sino recinto religioso, que a veces se hace de la necesidad virtud, que dios está en todas las partes, que la voluntad del fallecido se cumpliría puesto que su entierro sería en Ojén... Aquella conversación, sin duda penosa para la familia, tuvo que ser digna de escribirse siempre y cuando no fuera la propia familia la que tuvo la bendita inspiración. La televisión pública andaluza llegó con todo su despliegue y mis vecinos ojenetos no encontraron sitio donde meterse.
Como parace que el alma del difunto alcanzó las cimas celestiales y aquel esperpento valleinclanesco y berlanguiano funcionó y no fue mal recibido del todo, el párroco se aventuró a celebrar allí también las misas. Así fue que durante todo el tiempo que la iglesia permaneció en estado de reforma, aquel bar sirvió como centro neurálgico de la presencia de dios en Ojén. Sólo se celebró ese funeral, tampoco se oficiaron ni bautizos, ni bodas, ni comuniones...
Hoy en día el bar no es bar ni tampoco iglesia. Hoy en día el bar es un bloque de edificios.

Nota: Gracias a la ojeneta que puso luz sobre las sombras de esta historia y gracias a Leire que me puso sobre la pista. Si existieran incorrecciones y conociérais más de cerca la historia, por favor, comunicadmelo para poder ahuyentar los errores.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo que había apostado por el Museo del Vino...bueno,no iba tan desencaminada.
Ayer nos diste un juego bárbaro a toda la familia.Ni te imaginas,Isra.
Veo que has madrugado mucho.
Barakaldo-15º.
Mañana operación Chu-Li.Ya tenemos trato privilegiado.

Anónimo dijo...

Felicidades!!
Veo que tus pesquisas han llegado a buen puerto, incluso lo has contado mejor que cuando esa noticia se propagó por todo el país. Digo bien, los telediarios de Antena 3 ( como no podía ser de otra forma) se hicieron eco del improvisado ceremonial.

Anónimo dijo...

Ahora te leo, y te veo moviendote entre las camaras y el equipo de realizacion de cortos.

El relato tiene una pelicula del recopon. Animate Isra, que los oscarizados Nacho y Borja, fueron tambien bendecidos por la gracia de Leioa. En la misma clase, primos hermanos, y aun alumnos de tu profesor.

En menos que canta un gallo no ha de ser dificil su realizacion y emision en este blog.

...Y asi volvemos al principio de los tiempos y de los pioneros, cuando los hermanos Azkona alumbraban en la calle Arrandi de Barakaldo su celebrado Mayorazgo de BAsterretxe, antes de que el cine pasara a manos de las majors.

Animo Isra, es que te veo celebrando el oficio en la taberna al grito de Accion.

Anónimo dijo...

¡cómo llueve en Baraka!.No se ha suspendido la bajada del carnaval pero ha estado deslucida.Muchísima gente disfrazada por la calle y por los bares.Cuéntanos un poco la tradición carnavalera de Marbella y de Ojén.

Anónimo dijo...

Gotzon:tu no lo sabes quizá pero tú y yo tenemos la misma profesión aunque en diferentes ámbitos y niveles.
Mi recomendación para cuando estés en casa consumiendo rotuladores o bolis rojos:
-un matalauva con un chorretón de anís del Mono.Verás que beatitud, que benevolencia...Un abrazo.

Anónimo dijo...

Saludos colega!

es lo que peor llevo de este oficio nuestro, pero te aseguro que con los rotus y bolis rojos soy un flete.

Y cuando no me aguanto, pues lo dejo para que nadie pague los platos rotos, y me tomo un descansillo -u varios-.

No sé yo si el matalauva es un brebaje adecuado para estos menesteres. Tengo que probarlo, jolín.

Salud y buen día

Anónimo dijo...

Saludos colega!

es lo que peor llevo de este oficio nuestro, pero te aseguro que con los rotus y bolis rojos soy un flete.

Y cuando no me aguanto, pues lo dejo para que nadie pague los platos rotos, y me tomo un descansillo -u varios-.

No sé yo si el matalauva es un brebaje adecuado para estos menesteres. Tengo que probarlo, jolín.

Salud y buen día