Calle arriba las canaletas se transforman en torrenteras. Circula el agua a su antojo, forma charcos, un matrimonio los sortea precavido. LLevan un paraguas rojo con la publicidad de un centro comercial. El hombre corre al coche, aparcado sobre una superficie embarrada, se le mojan las gafas, arruga la nariz, arranca y lo saca. La mujer dobla el paraguas, lo recoge y se introduce en el coche que emite volutas blancas por el tubo de escape. Se marchan.
El termómetro marca 11'2ºc en la calle. En casa algo más. Nos cubrimos con dos mantas una verde y otra naranja, ambas a cuadros. Miramos por la ventana y tomamos café y matalauva con canela.
5 comentarios:
¡Qué rico el matalauva con su canelita entre los truenos, los relámpagos y los veluxes!
suena a: me apetecería recogerme bajo esa manta y compartir con vosotros un café... (matalauva no que no es compatible con la lactancia...ja, ja, ja)
Disculpen mis cuates, pero no caigo en el espirituoso ese de nombre tan contundente matalauva.
¿Me puedes sacar de dudas Isra?
No hay problema. Se conoce como matalauva, también matalahuga, al anís verde. Se toma en infusión junto con canela en rama. Da un sabor potente y dulce, muy aromático, y muy sabroso en los días de invierno. Se puede acompañar de un chorrito de licor dulce, veáse aguardiente de Ojén, o algún otro anisado. Está delicioso, tonifica. Recomendado.
Un abrazo!!
Pues está muy bien, y tonificante también:
anis digestivo, como la canela, a la que se adjudican propiedades afrodisiacas sin cuento.
Un plan muy completito.
Bon apetit!
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