Un mar amarillo de mimosas acompaña las vueltas y revueltas que conducen desde la autovía hasta el centro dem la Villa. Un mar amarillo lleno de pavor alérgeno para los riníticos, un mar amarillo cargado de prosa bucólica para los enamoradizos, un mar amarillo de pura primavera para los biólogos, un mar amarillo de olores para los poetas...
Un mar amarillo en contraposición al mar azul azul azul de allí abajo. Con 20ºc de temperatura y aislado de los mundanales y acuciantes problemas del mundo me asomo a la ventana y pulso play en el reproductor... Una canción esta para sumergirse de lleno y hasta el tuétano en la abúlica astenia primaveral....
2 comentarios:
Mimosa, mimosa...
no me seas zalamera ni engañosa
¡ay, mimosa!
Me estoy imaginando ese mar amarillo.Me balanceo en él.Ensoñaciones amarillas mezcladas con el azul del cielo.He conseguido un verde tan perfecto...No quiero abrir los ojos para no perderlo.Gero arte.
hay hay hay con las mimosas que mar de ellas en los àrboles de la subida del argalario y que alergia,pero que nuestro es tambièn ese paisaje tan entrañable, como la lectura de tus comentarios todos los dìas
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