domingo, 25 de marzo de 2007

MERCADILLO, BARATO, BARATILLO, MERCADO...

Los sábados, la plaza se viste de colores. Nos cuentan que las mujeres hacen cola desde las ocho de la mañana para recoger las mejores piezas de fruta y de verdura y que el trajín de camiones, furgonetas, tenderetes y carpas se oye desde pasadas las cinco de la madrugada. Resulta curioso que el mercadillo se celebre en la plaza del pueblo, en plena plaza Andalucía, pudiendo celebrarse en el parking de El Callejón o el de Los Llanos, con más espacio y sin alterar tanto la vida cotidiana del pueblo. Creo, y argumento desde a suposición y el desconocimiento, que se debe a ese flujo interactivo con el que Ojén disfruta, o quizá, y más prosaico pero igualmente eficaz, a que si se realizara, por ejemplo, en el parking de El Callejón habría de subirse y de bajarse una cuesta tremenda. Un poco de todo, y razones no faltan. Lo que provoca la ubicación del mercadillo es que haya un ambiente festivo delicioso en las mañanas sabatinas. Entre el tráfago de los comerciantes y los compradores se suma el ir y venir de los visitantes, de los abulicos, de los dionisiacos (entre los que me encuentro), de los perezosos... Todos aquellos sientan sus posaderas en una de las terrazas y ven la vida pasar entre tapita y tapita regadas con cerveza. Lustrosas naranjas, verdísimas acelgas, vistosas camisas, elegantes vestidos, dulces gominolas... Todo el conglomerado que hace que un mercadillo sea lo que es... Antonia compra uvas pasas para su madre, con hueso, y alcaparras para intentar una salsa siciliana extraída de uno de los libros de Andrea Camilleri con Sicilia, Vigata y Montalbano como convidados de piedra... Buscamos cáctus, los encontramos... Me gustaría uno de esos que aparecen en los western de Sergio Leone y que siempre había atribuido al desierto de Sonora hasta descubrir que, más bien, era el de Tabernas... Así, hacemos un paseo rápido. Hoy sin cervecita ni tapa, apuramos un tanto la mañana... Llevamos con nosotros el atuendo imprescindible para que una niña estupenda con nombre de tebeo se transforme en una auténtica princesa china...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo es " priceza " ;
es que si lo dices de otra forma, no tiene el encnato, con que esa personajilla lo dice.

!!! un abrazo !!!!

Israel Olivera dijo...

Oído cocina. Y así sea vaya aquí la transformación de la frase: "Llevamos con nosotros el atuendo imprescindible para que una niña estupenda con nombre de tebeo se transforme en una auténtica -priceza- china"...
Jajajaja!!

Otro abrazo, amigo!

Anónimo dijo...

¡ay, qué bien! Que pronto lo voy a ver .Aunque estoy pensando que el sábado que pasaré allí igual no toca.Aviso:LLevo botas deportivas y bañador por si acaso...