ENCUENTROS, PANORÁMICAS E INCIENSO

Nos visitan. Juana y Benja ya están, ayer fueron Nuria, Txutxi y Eva. Tras pasaron como dardo rojo la península en un viaje Barakaldo - Córdoba - Fuengirola - Ojén. Les recibimos con abrazos, con besos, con café, pastas y patxarán. Nos ponemos al día, vemos fotos. Reímos y se marchan. Les gusta Ojén y yo me alegro por eso.

Esta mañana mientras Antonia cuidaba el lar del hogar el trío barakaldés hemos expedicionado las cercanías ojenetas. El Cerezal, el túnel bajo la autovía, el camino de Juanar, el descubrimiento del manatial (con las consabidas abluciones, que limpian las impurezas del espíritu y de las cabezas rasuradas) y el descenso entre naranjos por una camino de cabras hasta la calle Carretera. Esta foto panorámica atestigua otra vista de Ojén.

Y en la tarde las luces de los hachones, la música de las bandas, los himnos y las marchas. El Nazareno y la Virgen de los Dolores salen de la iglesia de la Encarnación. Los tronos son altos (con intención de tocar el cielo) y han de hacerse maniobras de esfuerzo sobrehumano, con el peso colgado a plomo de brazos y de hombros y de manos. Los hombres de trono rezan plegarias entre dientes con la cara congestionada por el esfuerzo. Se pasean por el pueblo y el pueblo les sigue en el desafío de las cuestas escarpadas. Rodean Ojén y bajan, dos horas más tarde, hasta la plaza de Andalucía. Allí Virgen y Cristo se encuentran. Y la madre besa al hijo. Todo se vive más como fiestas que como muestra de fervor religioso. Más himnos y aplausos hasta que lso dos tronos descansan de nuevo en el interior de la iglesia, donde San Dionisio Aeropagita vela.