viernes, 1 de junio de 2007

DOS CORAZONES

Late el corazón de Ojén como late de nuevo otro corazón mejorado algo más lejos.
Antonio se pierde cuando intenta llegar hasta la calle Rosal, tuerce, gira, asciende por las calles empinadas subido a su Kangoo con Carmen indicándole y diciéndole: - Por aquí, por aquí. Él tuerce sube, baja y acaba camino de El Cerezal.Vuelve por sus pasos, se altera, frena, aparca por fin y entra por la puerta aliviado a medias y sonriente a medias seguro de haber llegado bien. Se sienta y toma un refreso o una cervecita sin. Este es el corazón de Antonio, empeñado en seguir adelante en las cosas cotidianas.
El corazón de Ojén se sitúa más abajo. La plaza, la iglesia, punto de encuento. Tiene la Encarnación dos puertas. Me dicen que una de ellas permenece siempre cerrada. Me dicen que nunca se ha abierto, aunque esto también tiene historia. Me dicen. Hace años la puerta que da frente al Bar Diego también se utilizaba. L@s Ojenet@s entraban y salían a la casa de San Bernabé por una u otra, la principal o esta situada en uno de los costados, indistintamente. Todo sea que llegara un párroco con ínfulas cardenalicias que la mandó cerrar, creo incluso tapiar, propiciando así su desaparición definitiva. Otrora llegara otro de estos párrocos vaticanales y sea que de nuevo mandó despejar la puerta para... ¿Para qué? Nunca se abre. Así me dicen. Que me cuenten más los que más saben.
Dos corazones. Sobre uno late un hombre de campo, bueno, honesto, trabajador, de manos duras y humor ahora fácil. Sobre otro, la plaza, late un pueblo quizá también bueno, quizá también honesto, quizá también trabajador, de manos duras y de humor fácil. Y digo quizá porque aún me queda por descubrir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nos dejas K.O. en nuestros co mentarios.
Antonio:Pronto nos veremos. Que me tienes que dar coliflores gigantes para llevar "parriba " en el avión.
gero arte.