martes, 31 de julio de 2007

APRENDICES DE NADADORES EN OJÉN

Fue hace unos días. Allí estaban minúsculos y empapados. Hace un instante vocingler@s, jugueton@s, Costeaus en potencia, saltaban, brincaban, amagaban una inmersión, una brazada... Se aferraban con uñas y dientes a esas plataformas de corcho que les permitían flotar sobre el agua de la piscina. Algunas temerarias, otros apocados, aún inconcebible en su mente el conocimiento de la natación. L@s monitor@s les trataban con mimo y con paciencia, les recriminaban las malas acciones y aplaudían los avances. Un cuarteto sde jactaba d elos Jinetes del Apoclipsis corriendo de aquí para allá, cosntruyendo cabañas africanas con los pajizos de las sombrillas, luchando contra fieras imposibles con un rastrillo, exigiendo contraseñas imposibles para entran en su morada, para escalra su monte, para pisar su terruño de hierba... Y en esa estábamos cuando suenan un par de palmadas y unas palabras de llamada, y allí se reúnen todos, y se secan y se colocan la mochila sobre la espalda y se dirigen diligentemente hacia la sombra protectora de un árbol. L@s monitor@s les distraen y medio cantan y medio cuentan chistes y medio se formalizan hasta la llegada de la autoridad pertinente. Concejal y concejala acuden a la piscina y en una ceremonia de nombre y tímido aplauso conceden los diplomas de expert@s nadador@s. Allí se van todos. Les veo pasar desde el agua y le digo a una criaja morena y resuelta: - Qué diploma tan chulo, qué suerte. - Pues si quieres uno, apúntate el año que viene que yo ya sé nadar. Se va y yo me río y me sumerjo en el azul de la piscina recordando aquellos primeros tiempos míos en los que aprendí a nadar oficialmente en las piscinas de Gorostiza. Aún recuerdo el sabor de aquellos bocadillos que comía después, con los ojos rojos e irritados, el pelo (aún tenía) empapado y la ropa sequísima y con profundo aroma a suavizante y llegaba aquel autobús que nos recogía....

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja, ¡que pingo! ¿alguien más se apunta a las clases de natación?

bezos

Anónimo dijo...

Todos los nadadores entre cinco y seis años.Su frase favorita era:Yo me llamo....... y soy de......¿y tú?.Bezos.Agur.

Anónimo dijo...

Cuando yo tenía esa edad (cinco o seis años) no había clases de natación, al menos aquí en Ojén; lo más cercano que quedaba era la alberca de la huerta de mi padre cuyas aguas estaban, y están aún gélidas ya que nacen ahí mismo, y con el parral que le da sombra hacía imposible el calentamiento del líquido elemento para hacerla propia al baño. La otra opción era ir al Charco Las Viñas, lleno de críos y, otros no tan críos. El Charco de Las Viñas está justo al lado del cementerio nuevo, ahora es mucho más pequeño que antes; pero hace años era "la piscina municipal"; disfrutábamos como enanos bañándonos. Cuando éramos muchos aquello parecía chocolate; pero al contrario cuando nadie se bañaba hasta incluso se podía pescar barbos, las ranas las cogíamos con las manos. Todos los alrededores del Charco Las Viñas era una zona de diversión y entretenimiento, río arriba, río abajo; ahora está cubierta de vegetación y árboles y el acceso es muy complicado. Bg

Israel Olivera dijo...

Habré de acercarme hasta allí, cámara en ristre, para tirar un par de fotos y mostrárselas a los forasteros. Yo desconozco la ubicación exacta del lugar, pero intuyo dónde puede estar, más o menos, después de la excursión que por aquella zona hice acompañado de Juana, Benja y Antonia hace unos días. ¿POr qué se pierden los lugares que han sido emblemáticos? ¿Cuáles son las razones?¿Qué los sustituye? Recuerdo que en mi barrio de Barakaldo había un sitio entre cañaverales y restos de inudustrialismo al que llamábamos el Puente Rota. Ahora, 20 años más tarde ha desaparecido, en su lugar hay un centro comercial... Ces`t la vie.

Anónimo dijo...

Israel, muy fácil, yo tengo hijos: ahora les gusta más los juegos de ordenadores, las play, la TV, etc.
Antes no existian estos juegos y los niños y las niñas jugábamos en las calles, la piola, la comba, y un largo etc. El ser humano,unas veces con motivo y, otras pienso que no, cada vez somos más cómodos, tendemos a la comodidad (por ella se paga cada vez más dinero, en algunas ocasiones de manera inútil). En el caso concreto del Charco Las Viñas, ahora teniendo piscina municipal en Ojén y casi todo el mundo con vehículo para ir a la playa, a ver quién es el guapo que va allí. En algunas ocasiones he ido con mi hijo y pienso que es uno de los lugares de Ojén que no sólo no deben perderse, sino que es digno de recuperación para que pueda seguir siendo utilizado por los vecinos del pueblo, habría que fomentar su uso.Bg