Bitácora y cuaderno de viaje y andanzas. La vivencia de Ojén y Marbella, atalayas sobre el Mediterráneo. Punto de encuentro y foro común para los amig@s que en la vida tenemos.
jueves, 6 de septiembre de 2007
FRESCO DE MADRUGADA
Se despereza la mañana ojeneta con penachos de niebla blanca y gris, como hilos de espuma, cubriendo los cerros y montañas que nos rodean. Pierde intensidad la corona de nubes según se desciende de las alturas y deja algunas hebras alojadas entre los matojos de jaras y quejigos. El cerro Nicolás, invisible y amenazante en su escondite grisáceo, contempla las escenas de los hombres aquí abajo, hormigas que se afanan en sus quehaceres cotidianos recorriendo sus faldas y estribaciones. Observo a una mujer joven, aferrado un foulard en su cuello, se lleva la mano a él y da dos o tres pasos rápidos, como queriendo alejarse de la niebla y el frío matinal. Y es que el fresco de la madrugada pellizca aún las hojas de hierbabuena de los alféizares y las recubre de pátina rociera, verde profundo y oscuro el de sus hojas. Parece huir el verano, tregua, ante las nieblas caprichosas de septiembre. Nos ofrece un respiro corto para regenerar el tacto y la piel. Lo agradezco.
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