lunes, 15 de octubre de 2007

TARDE TEMPLADA

Ayer paseaba por la calle Azahar. Me encontré con Fernando que me contaba cómo era todo este barrio hace unos años, los bancales de naranjos y limoneros, los sembrados de papas, una o dos corraletas donde guardar los aperos de labranza. El pueblo miraba carretera abajo y el campo carretera arriba. Ahora la arquitectura se come las faldas del Cerro Ojenete con frución, casi con ansia, se desmonta y se construye. Casa blancas, la tradición modernizada. Así charlamos y comparamos experiencias cuando él describía como jugaba por estas calles que ahora son y que antes eran pistas y cultivos. Atiende una llamada y nos despedimos. Continúo mi paseo calle arriba, hasta las escaleras. Allí paro y dejo que el sol, templado, me caliente los huesos. Respiro, huele dulce. Escucho a dos niños alborotar un poco más arriba, juegan con una manguera verde y gritan a alguien: - ¡¡Que ya sale, sale, sale agua, ya sale, ya sale!! Subo el tramo de doce o quince escaleras que comunican la calle Azahar con la Calle Rosal y les veo allí, a los dos, sonriendo y alejando los pies a saltitos de dónde cae el agua... Así transcurre la tarde de ayer, olvidando el aboroto de la feria, dejando atrás las resacas y las parrandas, hilvanando los hilos y pespuntes que conducen, de nuevo, a la vida cotidiana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y el último tramo hasta El Rosal (Barcarola) cuesta ¿eh?.Gero arte,Cuenta un poco más de la Feria.