SEÑUELOS

Lo preparé con mimo, pero ha resultado inútil. Los palillos, las alcayatas, la cinta magnetoférrica, la cinta americana.... Todo.... Y nada; inútil. El año pasado, después de descubrir que la molestia era mayor que el romanticismo y las pinceladas bucólicas, instalamos un dispositivo sobre las tejas que pese a su falta de complejidad resultó muy efectivo. Dispositivo que se ha mantenido intacto durante todo el año, incluso sobrevivió a la tremenda granizada de septiembre. Pero han aprendido, ya no se dejan intimidar por los destellos irisados, el baile de arcoiris y el suave movimiento, ya no se amedrentan ante la amenaza latente que se encuentra agazapada en al oscuridad de la ventana abierta, ya no se alteran con las invectivas, improperios y gruesos epítetos, ya no. Los pájaros han vuelto, y con fuerzas renovadas, a picar las ventanas en la apacibles mañanas ojenetas. PLONc-PLICPLIC-PLANC-PLON-PLON-PLICPLICPLICPLIC-PLANCPLANC-PLONCPLOC-PLINPLIC.... Sortean la trampa de distracción (un palillo chino al que se le ata una alcayata con cinta americana y se clava a su vez en los intersicios de las tejas, una vez clavadas dos, se unen a través de una cinta de casette vieja que desprende destellos irisados....) Y así continuamos en este singular combate de señuelos y trampas. He de confesarlo, perdemos.