Está limpio, el cielo. Claro y perezoso, algo cansado en el tiempo último del ocaso. Hoy quizá haya contemplado como la mujer enlutada se ha desprendido por fin de su collarín ortopédico, o como Juan Pedro y el autor tomaban un par de cervezas para celebrar sus respectivas onomásticas... Quizá haya observado como esa chica de pantalón azul tendía la ropa en el viento de la mañana, o cómo rumiaba aquel jubilado la predicción meteorológica para la tarde... Hoy, ese cielo, quizá haya escuchado a todo volumen la música de Fontella Bass que gritaba Rescue Me o take me in your arms, o cómo el albañil de la calle Alberti aliviaba el sudor de su frente con el dorso de la mano... O quizá haya observado el color tostado oscuro de los cafés matinales en la plaza o disfrutado del tañido de la campana marcando las onec, las doce, la una... El cielo, ahí arriba, quizá haya aligerado el vuelo de los pájaros vespertinos o visto cómo los pinsapos de El Pozuelo se mecían rítmicamente en la senda de José Lima... Quizá ahora, ya casi oscuro, al borde mismo de la noche preste algo de atención a las palabras aquí y ahora escritas, quizá...
Ese cielo, limpio, claro y perezoso quzá pida a Fontella Bass que le rescate de ahí arriba y se mezcle con el aroma de los naranjos aquí abajo...
2 comentarios:
Yo también lo voy a pedir. Aparecer en el campo de naranjos...
bezos.
Que tengas un buen día.
Yo me pido ver los pinsapos meciéndose rítmicamente en la senda de José Lima.Gero arte.
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