lunes, 25 de agosto de 2008

DESPIERTO EN OJÉN

Esta mañana me despierto en el arrullo de un tranquilo Ojén tras las parrandas y gentíos de los últimos días en un Bilbao vestido de fiesta. Leo que Mari Jaia ha sucumbido a los fuegos purificadores, que los bilbaínos y bilbaínas depositaron, cual ofrenda pagana, su pañuelo azul a los pies de esta diosa de los apaches, que después fueron las llamas y la ría las que engulleron a la Mari Festiva para regurgitarla dentro de un año, que Bilbao apagó las 30 velas de sus 30 semanas grandes para encender una más en 2009, que la capital vizcaína recupera esta mañana de lunes su serenidad. Aquí, en Ojén, leída la prensa, me preparo un café y me asomo a la ventana. 23º centígrados, brisa suave, todo quietud, escucho los pájaros y rememoro los momentos de esta semana de prodigios, de fiesta desproporcionada, de bocadillos a la luz de la pólvora, de cerveza fría compartida, de reencuentros, de saludos oficiales, de miradas en la distancia, de conciertos, de sirimiri, de botes remontando la ría, de bota de vino en los toros, de muchas y variadas compañías... Tomo un sorbo de café, sonrío y cierro la ventana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y la lluvia en el concierto de Siniestro Total, porque eso empezó con sirimiri pero como terminó...

Anónimo dijo...

Pues yo me sigo despertando en Barakaldo y guardo el bikini ¡qué ilusa de mí pensaba que iba autilizar hoy! Mucho antes de salir el avión ya os estábamos echando en falta.Gero arte.