Se trenzaban en el aire los hilos azules de los relámpagos. Una súbita aparición que rompía la negritud celeste. Se extendían como una minuciosa y efímera tela de araña, atrapando en su red electrificada la cima del Cerro Nicolás o las casas más altas de El Chifle, iluminando con voluntad arbitraria aquella falda del monte o el caserío del nacimiento.... Mientras, el cielo sonaba como un inmenso río de rocas arrastrándose sin cesar, un roquerío funesto con pretensiones de avalancha que se acompañaba del repiquteo de la lluvia sobre el empedrado, los cohes, las ventanas, las terrazas... Sinfonía de tormenta en sol mayor. Esta mañana, con la primera claridad, el aspecto amenzante es de otra índole. No parece que el mundo se vaya a acabar. La tierra despide un fuerte aroma a humedad y el verde ha tomado ese aspecto saludable del verde intenso. Leo los periódicos en internet, escucho las radios, veo los informativos... todos coinciden en ponernos sobreaviso: estamos en alerta naranja...
Este vídeo está tomado a las tres y media de la mañana. Está muy oscuro, pero se pueden apreciar un par de relámpagos sobre el cielo ojeneto.
12 comentarios:
Kaixo,Israel!eskerrik asko.Sigue envoviéndonos con tu magia puesta en palabras.Agur
¿Qué tal con lo de la alerta?
Yo me felicitaba por la llegada anticipada del otoño y me encuentro con el mismo calor tórrido y pesado. La tormenta del otro día fue un espejismo para refrescar la tierra, nada más. La alerta se consumió antes de empezar.
Escribo esta contestación y cinco minutos más tarde escucho los truenos más allá del Cerro Nicolás. Viene la tormenta por la Sierra de Las Nieves en dirección al mar. Eso me dicen los nubarrones grises que asoman en el horizonte.
Un abrazo isra.Sin más.
yo tuve un gran amor
durante un chaparron
y sentía aquella vez
tan profunda pasion
que ahora el buen tiempo me da asco...
a ver si alguién conoce la canción
cuando el cielo esta azul
no lo puedo ni ver
que se nuble ya el sol,
que se ponga a llover,
que caiga pronto otro chubasco.
Confirmando el refrán una noche de Abril
la tormenta estalló, mi vecina febril
asustada con tanto trueno
brincó en un santiamén del lecho en camisón
y se vino hacia mí pidiendo protección.
- Auxiliemé usted, sea bueno
abramé por piedad que estoy sola y no sé si podré resistir, mi marido se fue pues tiene entre otros muchos fallos que en las noches así abandona el hogar por la triste razón de que va a trabajar,
es vendedor de pararrayos -
David... ¡continúa!
Bendiciendo al genial
Francklin por su invención
en mis brazos le di curso a su petición
y luego el amor hizo el resto
mira tú que instalar para rayos por ahí
y olvidarte poner en tu casa, caray
cometiste un error fune-e-esto.
Varias horas después, cuando al fin escampó
ella se hubo de ir, pero antes me citó
para la próxima tormenta
- mi esposo va a llegar y si en casa no estoy
se me va a resfriar, así que ya me voy,
a secarle la gabardina -
yo tengo una versión que dice:
a secarle la cornamenta ;-)
genial krahe!
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