jueves, 12 de febrero de 2009

COLUMNAS DE HUMO QUE ASCIENDEN

Columnas de humo que se disipan en la altura, pierden su uniformidad totémica para disolverse como neblinas en el aire. Y el perfume. Así arden los rastrojos, como una fogata quimérica, como un fuego purificador que hace desaparecer los hálitos más negros del invierno. Queman los rastrojos aquí y allá y parece una tierra esta asolada por las combustiones de la guerra. Se divisa aquí una columna y allá y tras aquel cerro y lejos aún casi en el horizonte de la montaña. Si el viento no arrecia ascienden hasta el cielo en una perfecta armonía de formas. Si, por el contrario, sopla sur o suroeste, el humo se abalanza sobre el pueblo y llegan hasta la villa los aromas de las ramas ennegrecidas como un perfume de naturaleza excesiva. Se ven las columnas de humo como invocaciones a los dioses antiguos. Queman lentamente los rastrojos y el follaje se disipa para lograr su transformación en éter. Ascienden serpenteantes los humos, ascienden y con ellos se llevan parte del invierno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojo:sólo parte.

Anónimo dijo...

En nuestro entorno, antes industrial y ahora ni se sabe qué, no se queman rastrojos. Será por eso que el invierno se queda, un tanto agazapado hoy, pero se queda.

Anónimo dijo...

En nuestro entorno, antes industrial y ahora ni se sabe qué, no se queman rastrojos. Será por eso que el invierno se queda, un tanto agazapado hoy, pero se queda.