Rajoy, transmutado en un sosias del Capitán Trueno, ha
sacado el mandoble para atacar a todos aquellos que afean la marca España, que
a resultas son todos aquellos que le exigen luz sobre la presunta financiación
irregular del PP, que a resultas es, son, somos, la ciudadanía.
Porque si en algo ha naufragado de manera estrepitosa el
barco que Rajoy quería llevar a buen puerto es en que el discurso estuvo
dirigido a la curia política de este país. A los propios y contra los ajenos. Y
en el camino se olvidó, de manera "insidiosa", de los verdaderos
agraviados que son los ciudadanos y las ciudadanas.
La comparecencia de hoy asfixia el estado de derecho, lo
colapsa y ahoga como un almohadón sobre el rostro. Un discurso metapolítico,
metapartidista, endogámico, que olvida la responsabilidad moral, la
responsabilidad ética para con la ciudadanía y sólo pretende que el poder se
mantenga en el poder. El gobierno y la oposición que beben de las mismas
fuentes, el bipartidismo, pretendiendo que el ventilador sólo salpique a los
otros cuando en realidad les salpica a todos.
La comparecencia de hoy, lejos de ahuyentar fantasmas, los
ha congregado a todos. Ha demostrado que el modelo político de este país está
obsoleto, que la querencias de la ciudadanía no parecen estar representadas en
los escaños, que los partidos políticos se representan, fundamentalmente, a sí
mismos y a sus intereses, que todos estamos fuera del parlamento.
Hoy no tocaba hablar de Bárcenas.
Hoy tocaba hablar de ética.
Hablar a la ciudadanía.
Y , hoy, de eso, no ha habido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario