sábado, 1 de marzo de 2014

El incendio

El cielo inflamado de rojo. Se movía, como un animal al acecho. Respiraba. Las pavesas ardientes bailaban ante nuestros ojos. Y el olor. Intenso, acre, profundo.  Una bofetada de calor en la cara.

La calle era un incendio. La montaña era un incendio. Ojén era un incendio.

Salimos desbocados a la calle, como un caballo que huye. Antonia apretaba a Daniela, un bebé de apenas ocho meses, entre sus brazos. Una bolsa con lo imprescindible en aquel presente y la posibilidad de perderlo todo en aquel futuro.

Una huida. Como nosotros, un pueblo en marcha.

Las lenguas de fuego asediaban el centro urbano de Ojén después de arrasar  dos tercios del término municipal.  Las llamas todo lo iluminaban en la madrugada de agosto.

Una hora más tarde. Mi familia estaba a salvo. Ocurrió en 2012 y se mantiene vivo el fuego en nuestra memoria, en nuestra piel.

Días después el movimiento solidario en redes sociales, en medios de comunicación fue tan intenso como el fuego. De aquello, solo queda apenas un rescoldo.

La Plataforma por La Restauración de Sierra Parda ha realizado desde aquel fatídico día de agosto más de una docena de acciones.

Charlas, jornadas, visitas institucionales, reforestaciones.

Reforestaciones populares, reforestaciones con expertos, reforestaciones con personas con discapacidad y en riesgo de exclusión, reforestaciones con alumnos y alumnas de diferentes colegios.

La solidaridad se agota, se consume como el fuego.

Y aquella avalancha virtual quedó en un centenar de manos real.

Y como el agua que gotea, cuando el fuego se alejó de la memoria, cuando sus imágenes de pavor descontrolado quedan sólo como un relumbrón en el horizonte la catarata de solidaridad mermó hasta quedar en casi nada. 

Somos pocos. Siempre, o casi siempre los mismos. Un buen puñado de vecinos y vecinas de Ojén. Algunos políticos remangados para la tarea. Asociaciones del municipio que apuestan por su futuro. La Agrupación Ecologista Pinsapo, que nunca falta.

En Ojén no olvidamos. El olor del fuego aún nos sobresalta algunas noches. Aún nos despertamos en la mañana contemplando nuestra montaña arrasada. Queda mucho por hacer.

El próximo domingo, 2 de marzo, tienes una nueva oportunidad de participar. Ojén realiza un llamamiento más a la conciencia colectiva con una nueva jornada de reforestación. 

Sólo hay que ir. Sólo participar.


No olvides. Nosotros no olvidamos. 

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