Fue socialista cuando apenas nadie lo era, agazapada en la
casi clandestinidad de las primeras reuniones prohibidas de una democracia
tardofranquista en pañales. Resultó su visión del mundo tan progresista y fuera
de organigramas partidistas que abandonó el futuro brillante que la política le
auguraba para continuar con su lucha cotidiana. Esa que se fragua en el
quehacer de cada día.
Siempre lideró desde su posición de educadora la bandera de
la igualdad, del equilibrio, de la justicia y de la razón que no entiende de
géneros. Dejó esa semilla, esa impronta de dignidad social en todos y cada uno
de sus alumnos, que con los años también se convertirían en alumnas, en un
ejemplo de avance de la educación no sexista.
Nunca tuvo púlpito, ni tarima, ni podio desde el que
arengar, de ahí que su mensaje de ejemplo diario marcara tanto a unos y a
otras.
Primera en sujetar la pancarta de la igualdad, de la
reivindicación, de la lucha por la justicia y la dignidad social en todos y
cada uno de los ámbitos de la vida. Lideró con su ejemplo nada acomodaticio las
huelgas en pro de una educación mejor, de la dignidad del trabajo del maestro y
de la maestra. También en contra del terror. Y También en contra del terror
doméstico.
Se crió, antes de todo esto, en el final de la posguerra,
alimentada con leche de burra y con las puertas de las sociedad cerradas para
optar a una licenciatura acorde con sus capacidades intelectuales. Desde la
ventana de su casa en el barrio de La Cábila de Barakaldo veía el pálpito de
los altos hornos de Vizcaya. Con un padre alentador y una madre amorosa escogió
con apenas 16 años enseñar a los demás las cosas de los libros y las cosas de
la vida. Aprendió pronto, y muy joven, que el peso de su tesón, de su trabajo y
de su conocimiento serían los que le iban a arropar en su vida y no cejó en el
empeño.
En una cuenta a ojo y
tras más de 40 años de enseñanza, casi 1.500 alumnos y alumnas escucharon su
lección de matemáticas y de lengua y de historia y de euskera y de literatura y
de vida. Siempre sin dogmas, sin axiomas, sólo con la voz de la sugerencia que
debe ser el germen de la justicia.
Esta semana, 8 de marzo se celebra el Día Internacional de
la Mujer. Se vestirá de morado y saldrá a la calle sin soflamas políticas, sin
lemas, sólo con su ejemplo. Ejemplo de vida. Ejemplo de madre.
Se llama Juana. Se llama la seño "Juani".
SER MARBELLA Costa del Sol, La Firma de los jueves
06/MAR/2014
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