Mientras los consejeros, alcaldesas, alcaldables, delegados,
concejales, diputados y senadoras afinan el morro para olfatear el marco de la
foto, el futuro se muere.
El próximo 19 de noviembre, Marbella acogerá uno de los
eventos gastronómicos internacionales más importantes, si no el más importante
de todos los posibles. La presentación de la Guía Michelín. Ese manual que
erige los cánones del buen yantar y que indica a tirios y troyanos dónde y qué
se debe comer y cuánto uno se debe gastar para degustar la vanguardia y el
futuro del paladar.
Es un éxito, sin duda, que se debe a la abnegación,
delicadeza, empeño y trabajo de los restauradores malagueños y de sus
colaboradores necesarios. Diego del Río y Paco García en el Lago como punta de
lanza en esta empresa, Dani García antes en Tragabuches y Calima y ahora en su
nuevo restaurante en Puente Romano aporta sus galones de biestrellado, José
Carlos García, o Marcos Granda en Skina, aportan sus estrellas en la
constelación culinaria. éxito, sin duda.
Un éxito que no se cuece hoy, que nace en los fogones de las
escuelas de restauración, no en vano, los estrellas michelin de Marbella, beben
de las fuentes de la Cónsula. Un éxito por el que hoy se brinda y por el que se
aplaude hasta romperse las palmas pero que viene de aquel caldo de cultivo.
Sopa primera, aquella de la formación que en 2014 está hecha
añicos. Si La Cónsula, ese factotum del aprendizaje culinario en Málaga,
arrancaba el curso con más suerte que futuro, CIO Mijas, el segundo centro de
formación hostelera en liza sobrevive a un ERTE, que mantiene en vilo su
continuidad.
No habrá más estrellas michelin en Málaga. Cuando Diego y
Paco, Dani, José Carlos o Marcos decidan colgar el mandil y dedicarse a otros
menesteres igual de gratificantes pero menos estresantes, el futuro de la
gastronomía de élite malagueña estará roto, vencido, muerto.
El relevo generacional que tan seguro gustosos estarían
estos primeros espadas en dar en el futuro a medio plazo no está garantizado
cuando las escuelas de formación languidecen, palidecen ante la falta de
fondos, ante las promesas pospuestas, ante los fondos prometidos que no llegan
o llegan tarde y llegan mal.
El éxito es producto del trabajo, del genio, de la
creatividad, de la abnegación, del arrojo, de una pizca de suerte. Mantener el
éxito en el tiempo es harina de otro costal. Requiere planificación y relevo.
Exige formación. Y la formación en Málaga, muere.
Comenzaba esta firma de la siguiente manera:
Mientras los
consejeros, alcaldesas, alcaldables, delegados, concejales, diputados y
senadoras afinan el morro para olfatear el marco de la foto, el futuro se
muere. Habrá codazos para aparecer en la portada con los estrellados, para
retratarse, hacerse un selfie con los reyes de los fogones, por aparecer en la
portada de este o aquel diario.
Que sepan que el futuro está en sus manos. Que dentro de 10
años quizá no haya codazos porque tampoco haya foto. Ni estrellas michelin. El futuro es el
relevo. El testigo se cede con la formación. Y la formación muere en Málaga.
MÚSICA: "No future (God Save The Queen)", Sex Pistols
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