Tiene la música un profundísimo poder evocador, es sabido
por todos… Aquella melodía asociada a aquel recuerdo que explota en la memoria
vívido y real cuando suenan apenas un par de compases.
Nuestras canciones forman un colosal mapa de nuestros
recuerdos y si las pusiéramos en orden cronológico nos veríamos a nosotros
mismos aquí y allí. Aquel amor, aquel baile con la familia, aquella melancolía,
aquella fiesta irrepetible, aquel susurro, aquella noche imposible, aquel mar
de otro tiempo, aquella mirada… Todas y cada una de esas imágenes asociadas a
una melodía concreta, a un sueño del pasado remoto o reciente, a una situación,
a una emoción.
El fin de semana pasado concluyó en Ojén una nueva edición
de OJEANDO Festival, uno de los festivales más destacados y apreciados del sur
de España, un evento singular que hace complementarias la música de vanguardia
y el tipismo andaluz, formando en ambos un binomio indisoluble.
Por aquellas cuestiones del trabajo, servidor apenas puede
disfrutar durante el festival de un fragmento o dos de conciertos aislados, un
trazo de música que va y que viene, como un mar proceloso que se me escapa
entre los dedos.
Resulta paradójico que la banda sonora de OJEANDO, cada año,
me acompañe durante meses y luego, en las dos jornadas en las que dura el
festival me abandone a mi suerte como a un paria, como a un huérfano musical,
que las canciones pasen fugaces ante mí como en un parpadeo.
Pero este año quería rubricar en mi memoria un recuerdo
definido, una emoción que me acompañara desde 2015 hasta el fin de los días,
provocar un encuentro con la música, dejar que me empapara, que me embriagara,
emborracharme hasta la saciedad de sus compases. Un firme propósito de recordar
este OJEANDO 2015 para siempre.
Ahora, cerraré los ojos y cuando escuche aquella canción,
recordaré la noche, la tibieza de la brisa, el sudor, el sabor amargo de la
cerveza, la vibración de la sangre, el estallido en el corazón, la sonrisa
pintada en la boca, las ganas irresistibles de volar, la energía de la vida.
Se llaman Belako, tienen apenas veinte años recién cumplidos
y gracias a ellos recordaré siempre este OJEANDO Festival 2015, cuando en mi
coche, en la tranquilidad del hogar, cuando la vida me derrumbe… Cante a voz en grito… I still love you / I Hate You / So tell me
where’ve you been…. Todavía te quiero, te odio, dime dónde has estado…
Dime dónde has estado….
BELAKO, Haunted House.
1 comentario:
Sí, señor!
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