miércoles, 24 de octubre de 2007

LA LUZ Y LA PEREZA

Es en esta hora cuando la luz perezosa del sol comienza a lamer la cima de los montes. El Cerro Nicolás extiende su manto dorado desde la cima y poco a poco ahuyenta las sombras de pinares y quejigos. Tiene el otoño esta cualidad de confundir los amaneceres y los atardeceres en una misma sintonía de color. No se sabe si viene el día o se va. La luz se extiende morosa por los escasos cultivos, tiñe los limoneros y los bancales. Casi puede observarse cómo los rayos de sol se extienden en toda su longitud sobre la Villa. Pintan aquí y allá, a veces, hoy, dorado, otras ocasiones rosa o fucsia en el horizonte y en las esquinas. Tonos amortiguados, lentos colores, preciosistas, despaciosos. Así pinta el otoño los recodos de este Ojén que se rinde a la estación de los primeros fríos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Busca un pinsapo y sácalo en el blog.Gracias, guapo.