Beben de la tierra, del producto local y de sus proveedores,
de la reinvención de la tradición, de la apuesta por los sabores de siempre. Protegen
y defienden desde su posición la marca de la Costa del Sol, su espíritu, su esencia
y su sabor, el kilómetro cero. Y con la Costa del Sol, también la marca
culinaria de la provincia de Málaga.
Dani García desde Tragabuches primero, Calima después y
ahora en Puente Romano; Diego del Río y Paco García desde el Restaurante El
Lago; Marcos Granda desde el restaurante Skina; y José Carlos García desde su restaurante en Muele Uno son la
referencia de la gastronomía malagueña actual, las estrellas michelín, la
cabeza más visible de una oferta culinaria de excelencia, pujante, y que
promete una carta que va desde el humilde espeto al nitrógeno líquido. Una fórmula
de éxito cocinada con mimo desde la provincia y desde sus escuelas de
hostelería en muchos casos.
Todos ellos son embajadores internacionales del nombre de
Málaga. La foto publicada hace unas semanas en redes sociales por Dani García
con Arguiñano, Arzak y Ferrán Adriá en el Casco Antiguo de Marbella como una
noche entre amigos no tiene precio como promoción de la ciudad.
Este es el éxito, el reconocimiento de una realidad, el
aplauso público de un triunfo privado.
Pero este envés luminoso, tiene su revés oscuro. Y Con
nombre propio. La Consula. CIOMijas. La Fonda en Benalmádena. Tres de las
principales escuelas de hostelería y turismo de la provincia de Málaga, la
génesis de las nuevas estrellas michelín, de los nuevos profesionales del
sector malviven heridas de muerte. Han arrancado el curso 2013 -2014
enmarañados en falta de pagos, en retraso de subvenciones, abrumados por las
amenazas de un erte, engullidos por la ausencia de sueldos desde hace meses. La
cantera de los futuribles se hunde y aunque La Cónsula ha remontado el vuelo
levemente abriendo su restaurante hace unos días nadie puede garantizar su
salida adelante. La crisis todo lo explica, pero no lo justifica.
Aplauden la Diputación de Málaga y la Junta de Andalucía a
las estrellas michelín. Se fotografían con ellos, les alaban. Son portadas de
periódicos provinciales, protagonistas de las informaciones en la radio local,
reyes de las redes sociales. Son un activo en la promoción de la Costa del Sol.
Pero si las escuelas donde se formaron, donde aprendieron los primeros pasos,
donde quizá se deslumbraron o tuvieron la primera idea genial mueren, el genio
morirá con ellas y en los próximos años no se podrá hablar de cocina malagueña
de primer nivel, ni de restauradores de proyección internacional, ni de
estrellas michelín.
Existirán, por supuesto, pero no traerán sus fogones a la
Costa del Sol.
SER MARBELLA COSTA DEL SOL, Firma Invitada.
12/DIC/2013
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