Hay refranes populares que llevan razón, quizá la experiencia de la vida,
la realidad empírica de reiterarse una y otra vez es el lugar en el que bebe su
sabiduría.
Refranes como "El hombre es el único animal que tropieza dos veces
con la misma piedra" o "Cuando las barbas de tu vecino veas
cortar". En fin... Podrían
aplicarse a tantos casos, a tantas situaciones... Excepto a una, o eso parece
en el inicio del curso político: A la corrupción en el sector público.
Mi amigo y compañero José Antonio Sau Martín, excelente y fajado cronista
de Tribunales en La Opinión de Málaga se descolgó ayer con una información
cuando menos sonrojante. El título es incuestionable. "La corrupción crece imparable en la Costa el Sol". Así, sin ambages, por la vía del cloroformo.
Este titular no proviene de las
divagaciones y análisis de opinión sino en el refrendo crudo de los datos. No
puedo más que transcribir las palabras de Sau Martín: "Los delitos contra
la Administración Pública, título que engloba a los ilícitos relacionados con
prácticas corruptas, crecen un 109,6% en 2013 después de un aumento del 200% en
2012 – La malversación sube un 71,4%, los sobornos un 28,7% y sólo la
prevaricación cae un 3,7% – Desciende la delincuencia urbanística por la menor
actividad del ladrillo". Tal cual.
Resulta curioso que en la ciudad
de Marbella y el entorno de la Costa del Sol se hable cada vez menos de
corrupción, parece firmado un pacto de silencio en torno a un supuesto pasado
remoto que se quiere primero olvidar y después enterrar, hacer ver que nunca ha
existido, dilapidarlo como se hacía en aquella inmensa novela de George Orwell,
1984, en la que el pasado se cambiaba a gusto y conveniencia de los poderes
fácticos.
En Marbella, por ejemplo, las
personas que aún levantan la voz al respecto, que hacen ver que la herencia es todavía
dolosa y la herida, usos y costumbres afectados por la corrupción mucho más
profundos de lo que se quiere hacer ver, son de manera inmediata tachadas de antipatriotas,
casi de antimarbelleras. El argumento es siempre el mismo: Hablar de corrupción
sólo perjudica al futuro de Marbella. Lo
he escuchado en incontables ocasiones.
A estas palabras, anteponer los
datos de la Fiscalía General del Estado y publicados en La Opinión de Málaga: "El
cohecho o soborno, cuya primavera se alcanzó en Málaga durante el periodo en el
que Juan Antonio Roca fue gerente de Urbanismo de Marbella, sube desde los
siete casos a los nueve de 2013, es decir, un 28,7%, y la malversación de
caudales, cuyos casos más representativos fueron Saqueo 1 y 2 de la época
dorada de Gil, han crecido la friolera de un 71,4%, desde los siete hasta los
doce procedimientos". Datos, sólo datos.
Es castigo de la sociedad que no
mira a su pasado repetir sus errores en el futuro.
Y sólo recordar. La última vez
que el Grupo Independiente Liberal se presentó en Marbella, con Jesús Gil ya
encausado, y con Julián Muñoz Palomo al frente, ganó, por cuarta vez
consecutiva con mayoría absoluta. Ojo.
Música: "Money" de Pink Floyd
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