viernes, 14 de noviembre de 2014

La corrupción de los cobardes



La asunción de responsabilidades. No le pondré apellidos… Responsabilidades políticas, judiciales, éticas, morales. Responsabilidades con mayúsculas.  Estos meses de octubre y noviembre el lodo funesto y putrefacto de la corrupción ha rebasado el límite de lo tolerable, que en este país nuestro de amplias tragaderos ha demostrado estar muy alto, y ha enfangado la vida pública como un tsunami de inmundicia.

En todo este tiempo a esos ladrones de cuello blanco no les he visto el más mínimo gesto de dignidad. Absolutamente ninguno ha asumido la responsabilidad de sus hechos y ha dicho: Sí, lo he hecho yo. Soy culpable.

La mezquindad de estos tipos va más allá y se retrepan en argucias legales, en vericuetos de abogados, en yo no sabía, eran los otros, me obligaban a ello… Mientras, durante años han robado a manos llenas, disfrutando de un estatutos económico gracias al dinero de los demás, se han reído de la ciudadanía a su cara, han traicionado su confianza, han tenido un modus vivendi mucho más allá de sus posibilidades… Pero, ahora, apresados, detenidos, ninguno asume su responsabilidad.

Es el problema de los ladrones de cuello blanco es que además de robar, tienen en su ADN impreso el gen de la cobardía. Es mucho más valiente trabajar honradamente, despertarse en la madrugada, coger un autobús, estar ocho horas de pie en una fábrica o sentado en una oficina. Mucho más valiente. Robar con una firma o con un apretón de manos o con una palmada en la espalda  es el signo de los cobardes.

Como estos ladronzuelos llevan este gen impreso resulta lógico que no asuman responsabilidades.

¿Cuántos detenidos? ¿Cuántos imputados? ¿Cuántos procesados? 

¿Hemos escuchado entonar a alguien el mea culpa? ¿Asumir la responsabilidad de sus actos? 

Ladrones y cobardes.

Pero ¿qué se puede esperar de una sociedad y de una clase política que tilda de chivato a un concejal de Estepona que acusó a sus compañeros de robar a manos llenas a su pueblo. Y que siendo estos imputados y en proceso judicial le siguen insultando por la calle?

Pues eso, ladrones y cobardes.

NOTA: añadan a todo lo anterior el calificativo de presunto por delante y por detrás, no vaya a ser que se me critique de cargarme la presunción de inocencia.

Pues eso. Presuntos ladrones, pero seguro y siempre, cobardes.



No hay comentarios: