En el año 1996 comencé a escribir en una libreta roja.
Apenas unas líneas que indicaban fechas, títulos, nombres. Aquello se convirtió
en costumbre, y a la libreta roja se le sumó años más tarde una morada que aún
utilizo. Es una actividad sencilla, sin artificios, pero que me acompaña en mi
vida. Iba a subrayar que en mi vida de lector, pero mentiría, porque mi vida de
lector es también la vida misma.
En aquella libreta roja comencé a anotar el nombre del
autor, el título de la obra y la fecha de término de lectura del libro que
tenía entre manos. Vista con la distancia del tiempo, la libreta se ha
transformado en una fotofija de mis andanzas por la vida. Cuando la releo, y lo
hago de manera más o menos habitual, recuerdo el momento en el que escogí ese título
o leí aquel libro, la impronta que me dejaron algunas lecturas y la vacuidad de
otras.
El primer título que aparece en esa libreta es “El jinete
polaco” de Antonio Muñoz Molina, terminado de leer el 23 de enero de 1996. Aún
no tenía el título de periodista bajo el brazo y estaba enamorado de una chica
que nunca me quiso.
El último título que aparece es “La Quimera de oro” de Jack
London, una relectura del 11 de diciembre de 2010. Cuando ya vivía en Ojén con
una marbellera de la calle Ancha que me hizo ver la vida de otro color.
Entre uno y otro, habían transcurrido 14 años. Me había
leído en todo este tiempo 355 libros. Lo que hace una media de 25 libros al
año. Aproximadamente uno cada dos semanas. Este ratio continúa desde 2010 hasta
ahora. No soy un lector voraz, pero sí permanente y constante.
Por este universo de lecturas están Bernardo Atxaga, Andrea
Camilleri, Cormac MacCarthy, Vargas Llosa, Javier Cercas, Hemingway, Galeano,
Steinbeck, Neruda, Vázquez Montalbán, Baricco, Pinilla… Compañeros y compañeras
de viaje que han estado en todos y cada uno de los momentos de mi vida. Los
mejores y los peores.
Cuando releo esa libreta roja donde aparecen anotados sus
nombres, los títulos, las fechas, transito entre mi vida real y mi vida
literaria y leo que Ammanitti me acompañaba cuando nació Daniela o Iwasaki en
uno de los viajes eternos para visitar a Antonia, o SAlinger cuando falleció mi
abuelo o Luis Sepúlveda cuando nos dejó mi suegro.
El amor me vino acompañado en 2004 de Dashiel Hammet y hoy, en este Día del Libro de 2015, me
acompaña Khimera de César Pérez Gellida.
Esta mañana han pasado por nuestra casa de Ojén Neil Gaiman
y Los Tres Cerditos y creo que esta tarde habrá algún invitado más.
Así es el Día del Libro, una celebración de la lectura, una
celebración de la vida.
ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL: "Open book" de José González
SER MARBELLA COSTA DEL SOL, La Firma
23/ABRIL/2015
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