¿Y tú por qué luchas? Preguntaba ayer una amiga. La cuestión
era más retórica que real, la gritaba al viento, mirando al mar, parecía
pedirle explicaciones. ¿Y tú por qué luchas?
Me desentendí de la retórica y contesté: Lucho por ser
feliz. Lucho por ser yo.
La vida ha de ser una pelea constante, un continuo forcejeo
entre la tesis la antítesis y la síntesis, una batalla contra la soledad
impuesta, contra la infelicidad, contra el yugo que tantas veces nos
autoimponemos…
¿Y tú, por qué luchas? Y recorría mi mente las actitudes de
la gente más próxima a mi vida. He visto en estos 41 años, gentes que nunca han
luchado por nada, gentes a las que ni siquiera la idea de pelear por algo justo
o por algo mejor se les ha pasado por la cabeza, personas en las que nunca ha
fraguado esa necesidad… Acomodaticias, serviles, palmeros, resignadas, faltas
de sueños o de ambición, ausentes de sus vidas las utopías, las entelequias… Lo
sé porque yo también he estado ahí.
¿Y tú, por qué luchas? Lucho por ser feliz. Por ser yo. Por
ser yo mismo. Por dejar las complacencias a un lado. Por recuperar un discurso
propio. Por disfrutar del lánguido atardecer. Por el amor a mi gente. Antonia.
Daniela. Por mi hogar que está donde ellas estén.
¿Y tú por qué luchas? Por el sueño propio y por el de los
demás. Por permitirnos vivir a nuestra manera. Por terminar con las envidias
que llevan a la estupidez. Por finiquitar el hartazgo y pintar de nuevo las
paredes. Por una sociedad en la que merezca la pena vivir.
Mi amiga, Cintia, miraba al mar Mediterráneo y preguntaba ¿
Y tú por qué luchas?
Lucho por recuperarme, por reconectar, por disfrutar de cada
segundo, por el devenir …
Me preparo para el futuro con brío, con una sonrisa y un
brillo en los ojos tan antiguo que hasta a mí me parece nuevo.
¿Cuándo ha sido la última ocasión en la que has
luchado? ¿La última oportunidad que has
tenido de pelear’ ¿La última vez que has disfrutado de una batalla? ¿Cuándo?
¿Lo recuerdas?
Si no es así pregunta, como preguntó Cintia. Mira al mar
Mediterráneo y pregunta, pregúntate…
¿Y tú, por qué luchas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario